Emprender nace de una idea, muchas veces una que nos impulsa a querer hacer una diferencia en el mundo. Toda empresa comienza así, un pensamiento repentino o trabajado (hay de todo un poco) que propone una solución innovadora a un problema existente. Esta primera idea puede venir de encontrar una necesidad no resuelta por el mercado actual, una oportunidad única que viste o simplemente por la pasión de crear algo nuevo y de ser libre para hacerlo.
El propósito tras la idea
La motivación y propósito es clave en este camino, pues nos marca un norte en todo este proceso, puede que seamos reiterativos con este tema, pero el ¿por qué? Lo es todo, como menciona Simón Sinek “La gente no compra lo que haces; compran por qué lo haces. Y lo que haces simplemente prueba lo que crees”. Y es que sabemos que muchas empresas nacieron por un producto, pero esto es muy fácil de reemplazar y más empresas pueden copiar tu fórmula mágica;el producto en sí no será algo que te haga diferente a otros, pero sí lo es tu propósito. Además es que esa razón que nos mueve a emprender representa aquello que es lo más profundo y visceral en nosotros, es el inicio de un camino para construir un lenguaje único para nuestra marca, y es lo que se convertirá más adelante en ese valor que nos ayuda a conectar con otros y crear una comunidad en torno a nuestra marca. Sin esta motivación, conectar con personas se vuelve imposible.
La resiliencia tras emprender
Sabemos por experiencia propia que emprender no es un camino fácil. A diario nos enfrentamos con muchísimos desafíos y también fracasos. Por eso, al momento de emprender, en el camino que sea es importante convertirse en una persona resiliente, solo así verás los fracasos como una oportunidad para mejorar algo que tal vez no sabías que estabas haciendo mal. Y es que, siendo honestos, al emprender asumimos muchos roles de los que no sabemos nada, pero con tiempo, paciencia y esfuerzo vamos convirtiendo las frustraciones en metas cumplidas.
Encontrar el alma de tu idea
Emprender no se trata solo de iniciar un negocio, sino de dar vida a un sueño. Requiere valentía, creatividad y algo que te diferencie, algo que te permita conectar emocionalmente con las personas: tu identidad, tu marca. En un mundo lleno de estímulos, la identidad es la huella digital que distingue a una empresa de todas las demás, abriendo un mundo de posibilidades donde se crean comunidades y se transforman vidas. Detrás de cada emprendimiento hay un deseo de crear, de hacer realidad una idea, de conectar con los demás, de hacer lo que se ama. E inevitablemente en este tema de emprender debemos tocar el punto del branding, y es que este es el medio para diferenciarte de otros; el branding alinea los valores de tu marca para todos aquellos que hagan parte de ella, mantiene claro tu norte, genera confianza y credibilidad, y muchas cosas más.
Emprender para el mundo
Si bien es importante generar ganancias, nosotros tenemos la firme creencia que emprender se trata de mucho más, y muchas veces este algo más está relacionado con hacer una diferencia en la sociedad. Estamos convencidos de que los emprendedores tenemos el poder de cambiar el mundo con nuestras ideas. Además, es crucial crear junto a otros. No tiene sentido emprender solo para uno mismo. Es necesario tener un propósito claro y enfocarse en construir una comunidad en torno a ese propósito. Detrás de cada emprendimiento suele haber una necesidad de mejorar la vida de los demás, porque emprendemos no solo por crear, sino también por contribuir a una sociedad que deseamos mejorar con aquello, en lo que creemos y en lo que soñamos.
La idea de emprender es el inicio de un viaje que te hará crecer muchísimo, no te decimos que será fácil pero sí muy gratificante. Requiere de muchas ganas, un propósito y sí, una identidad clara que te ayude a conectar con otros. Si tienes una idea que te apasiona ¡No dudes en hacerla realidad! ¿Necesitas ayuda para definir el alma de tu marca?
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